LOS ORÍGENES de las colecciones del Museo Histórico Minero Don Felipe de Borbón y Grecia se remontan al año 1822, cuando Fausto de Elhúyar regresa de Nueva España y se encarga de la Dirección General de Minas.

Retrato de Fausto de Elhúyar (1755-1833)

En 1825 promueve la primera Ley de Minas y forma a una serie de discípulos destacados en la entonces Academia de Minas de Almadén a los que pensiona en Freiberg (Sajonia, Alemania). Van a ser estos discípulos los que, a la muerte de Elhúyar en 1833, trasladen la Escuela de Minas a Madrid y formen las primeras colecciones. Son una generación de ingenieros “románticos” como Gómez Pardo, Sainz de Baranda, Amar de la Torre, Ezquerra del Bayo, Bauzá… los que marquen esta PRIMERA ETAPA, desde la fundación de la Escuela de Minas en Madrid (1835) hasta la promulgación de la Ley de Minas de 1869. En España, una vez perdidas las colonias americanas (excepto Cuba, Puerto Rico y Filipinas) es época convulsa de las revoluciones liberales y de extinción del Antiguo Régimen. Los ingenieros de minas, muy pocos en la época, formarán parte de esa élite ilustrada y liberal.

Entre las colecciones heredadas de la Dirección General de Minas, suman 4228 ejemplares procedentes de minas históricas europeas (Sajonia, Bohemia, Francia, Cornualles) o americanas (Potosí, Guanajuato, Zacatecas, Perú, etc.). La cronología de las principales colecciones es la siguiente:

  • En 1831 se adquiere en Freiberg una colección de 309 ejemplares, ilustrativos de los caracteres externos de los minerales.
  • Hacia 1833 se adquiere también en Freiberg otra colección de 2200 ejemplares al Doctor Rohatzsch.
  • En 1834, se compra otra colección de 1581 ejemplares a la Viuda de Don Ciriaco González de Carbajal, Vidor Decano de la Real Audiencia de Méjico.
  • En 1835, se compra una colección de 68 ejemplares a la Viuda de Don Fausto de Elhúyar, que había fallecido en 1833.
  • En 1850 se donaron a la Escuela 70 minerales más de los que habían comprado los pensionados Gómez Pardo, Baranda y Ezquerra en Freiberg hacia 1829.

Posteriormente, ya en 1850, el Encargado de Negocios de Dinamarca, regala al Museo de la Escuela una colección de 90 ejemplares más otros 5 procedentes del Museo Nacional de Copenhague.

Gran ejemplar de plata nativa filiforme sobre calcita. Procede de las minas de Konsberg (Noruega), regalo del Encargado de Negocios de Dinamarca en 1850

En 1859, el profesor y Director de la Escuela, Felipe Naranjo, crea un catálogo con 1349 ejemplares que se encontraban en la Cátedra de Mineralogía para estudio de los alumnos y que procedían de viajes de prácticas y donaciones de diferentes empresas e ingenieros del ramo. En el mismo año, se compra la colección particular de Felipe Naranjo que constaba de 701 ejemplares.

A partir de la Ley de Minas de 1869 y hasta aproximadamente el fin de la Monarquía en 1931, podemos hablar de una SEGUNDA ETAPA en la historia del Museo, coincidente con el auge de las explotaciones mineras en España. Esta Ley ultraliberal promulgada durante el Sexenio Democrático, unida a los avances científicos y tecnológicos, van a causar la entrada masiva de capitales extranjeros en la industria minera y una explosión en la producción nunca antes vista. España se convertirá en líder mundial en producciones de metales como el plomo, el cobre y el hierro, convirtiéndose el sector minero en uno de los principales del país. Este período de auge comenzará a languidecer después de la Primera Guerra Mundial y entrará en profunda crisis en el famoso crack del 29. Habría que esperar muchos años para recuperar, y solo en parte, algunas de las producciones. Los ingenieros de minas ya son más –aunque la Escuela de Madrid sigue siendo la única en España- y participan de esta mini revolución industrial aplicando técnicas de gestión y producción punteras en la España de la época (máquina de vapor, electrificación, seguridad e higiene, transporte y transformación de minerales, etc.) En este período son de destacar las siguientes colecciones:

  • 1872, la Societé de la Nouvelle Montagne regala una colección de 78 ejemplares.
  • 1897, la Inspección General de Minas de Filipinas envía una colección de 236 ejemplares de aquella provincia de Ultramar.

Ejemplar de galena cristalizada procedente de Paracale, isla de Luzón, en Filipinas. Procedente de la colección enviada a la Escuela en 1897.

Cristal centimétrico de mimetita en la colección del Marqués de Elduayen. De Johanngeorgenstadt, Erzgebirge, Sajonia (Alemania)

  • 1897, Amalio Gil Maestre dona una colección de 600 ejemplares de minerales y rocas recogidos por su tío, el ingeniero Amalio Maestre, uno de los pioneros del Mapa Geológico Nacional.

 

  • A finales de siglo XIX, el Marqués de la Rivera del Tajuña dona una colección de 2481 ejemplares perteneciente al Marqués de Elduayen. Es, sin duda, una de las colecciones más valiosas del Museo y ha sido reordenada y reclasificada en varias ocasiones, la última en 1990.

 

  • 1923, Adolfo Prieto dona una colección de 204 minerales, fundamentalmente mejicanos.

Colección de objetos labrados con cinabrio de las minas de Almadén. Son donaciones de ingenieros de minas hacia finales del XIX y principios del XX.

Al final de este período, las colecciones vuelven a ser reordenadas por los profesores Luis Ferrat y Antonio Baselga según la clasificación de LAPPARENT, cuyo tratado de Mineralogía era entonces texto en la Escuela.

Dos grandes ejemplares de piromorfita procedentes de las famosas minas de El Horcajo, en Ciudad Real. Seguramente donados a la Escuelah 1.880 por Ceferino Avecilla, abogado y empresario local de las minas.

A partir de 1927, la actividad del Museo se paralizó un tanto, desapareciendo el uso de Museo como «gabinete» de recolección, estudio y ensayo de minerales.

Durante la Guerra Civil los minerales sufren traslados dentro del edificio para garantizar su seguridad.

En los años 40, don Carlos Muñoz Cabezón reorganiza la colección, estructurándola según la sistemática de DANA, y también por cationes, clasificación de tradición y utilidad minera.

Don Carlos Villalón, profesor de Mineralogía, dirigió una nueva reordenación en 1969. En 1973 don Tomás Piera realizó su proyecto fin de carrera sobre los minerales existentes, lo que dio lugar al descubrimiento de valiosos ejemplares olvidados, a la vez que de numerosas carencias.

Sin embargo, aunque con algunas destacadas excepciones, durante el período comprendido entre 1927 y 1983 el estado del Museo es de abandono y olvido, constituyendo la TERCERA ETAPA de su historia. Esto explica el hecho de que, pese a su riqueza en minerales de los yacimientos clásicos europeos y americanos del siglo XIX, haya ejemplares hoy comunes en los mercados menos representados.

Rana Pueyoi, de las famosas minas de azufre de Libros (Teruel)

En 1983, se inicia lo que consideramos la CUARTA ETAPA hasta la actualidad con la llegada al Museo del profesor de Mineralogía don Benjamín Calvo, que fue nombrado Director del Museo. A raíz de este nombramiento inicia una labor de reordenación de ejemplares, agrupación de colecciones dispersas, acondicionamiento de vitrinas y cajones, y adquisición de nuevos ejemplares, mediante compra o intercambio. Se promueve la relación con otros Museos nacionales y extranjeros, y se mantiene una presencia en algunas ferias y certámenes. Igualmente, se realizan publicaciones divulgativas y se fomenta la utilización del Museo para las clases de Mineralogía en la Escuela, así como las visitas de personas y colegios.

En el año 1988 el Príncipe D. Felipe de Borbón y Grecia aceptó la propuesta de dar su nombre al Museo, e inauguró las dos primeras Secciones del mismo el dia 12 de Diciembre de 1988, coincidiendo con un acto académico que se celebró en la Escuela para conmemorar el bicentenario del fallecimiento del Rey Carlos III, fundador de la Escuela de Minas.

Trilobites del Ordovícico procedente del Rio Walchow, Rusia. Colección Antoñanzas

Con la incorporación de las colecciones de minerales, fósiles y rocas al Museo Histórico Minero Don Felipe de Borbón y Grecia, en diciembre de 1988, se plantean nuevos objetivos y actividades. Se promueve la creación de una «Fundación iberoamericana del Mineral y de la Energía». Se dota un presupuesto anual en 1989, y con él se sigue la iniciada labor por parte de efectivos de la Escuela. Destacan de este período

  • En 2000, la donación de la colección de 200 ejemplares de la Comunidad de Madrid de Santiago Jiménez, que formaban parte de la colección itinerante de Iberdrola.
  • En 2006, la donación de la colección Alajarín, compuesta de 1200 ejemplares muy espectaculares, de la colección particular del prestigioso jurista ya fallecido Juan Antonio Alajarín.
  • En 2007, la donación de la colección de 406 trilobites de José Luis Antoñanzas
  • Y otras varias donaciones de piezas individuales hechas por particulares y empresas de diversos ejemplares.

Vitrina en el torreón sur con algunos ejemplares espectaculares de la colección Alajarín

En la actualidad se ha culminado la clasificación de minerales y fósiles y se han confeccionado e informatizado los ficheros de las especies en reserva. Se han reordenado y reagrupado las colecciones de Naranjo y de Cía, de Gil y Maestre, de Filipinas, y, sobre todo, la del Marqués de Elduayen. Las demás fueron renumeradas en 1923, perdiéndose todo rastro de su pertenencia primitiva, aunque los ejemplares, afortunadamente, se conservan en su mayor parte. Queda mucho por hacer aún y, por eso nace la Asociación de Amigos del Museo Histórico Minero Don Felipe de Borbón y Grecia. Porque creemos que el Museo conserva una parte muy importante del patrimonio y de la historia mineras de España, porque queremos seguir promocionando las donaciones y la cultura alrededor de este valioso patrimonio y porque queremos abrir a la sociedad y compartir el museo y sus riquezas.

Biblioteca Histórico Minera de la ETSIME

La valiosa biblioteca histórica vive también una etapa de resurgimiento. Gracias al esfuerzo del Catedrático don Antonio Canseco así como la labor del personal de biblioteca se han recuperado y analizado cientos de volúmenes y se limpian y microfilman otros muchos.

Se ha conseguido también hacer inventario de la importante colección de maquetas de máquinas y de instrumentos antiguos, agrupándose gran parte de las primeras en un almacén, en el que esperan su exposición definitiva.